Llamadlo como queráis... Pero yo, desde hoy, creo en el destino.
O quizá debería decir gracias, papá :)
Beawichu, Marta, el mejor director del mundo y yo :)
Lo que lloré por quedarme sin entrada para el concierto de mañana... y ahí hemos estado.
Porque podríamos haber decidido quedarnos en nuestras casas, no ir a Granada, no ir al McDonalds, no ir en mi coche, no querer ir al mirador, no pasar por delante de su hotel y ver los estuches de violín, no darme cuenta de que eran ellos, no ver subir los autobuses hacia la Alhambra (me saludó el contrabajooooo :D :D :D), no haber decidido por una vez probar suerte, no haber hablado con el vigilante del parking, ni con el de la esquina de palacio, ni después con el de la otra esquina, y después con el de la puerta, ni que nos hubiera dicho que no y después nos dijera: anda vale, pero yo no he sido, porque podría no haberme llevado la réflex (y gracias a vosotras la eché), y podrían no habernos dejado subir, porque podría haber pasado que la gente no fuera tan extremadamente acogedora, porque quizá el destino no habría querido que nos encontráramos a uno de los fundadores (además clarinetista) y que se pusiera a hablar con nosotros y nos presentara a su hijo, porque podrían no habernos tratado tan bien, porque podría haber pasado que no quisiera saludarnos, ni darnos la mano, ni hablar con nosotros, ni conocer a los clarinetistas, ni que me ofrecieran tocar su clarinete... podrían haber pasado taaaaaantas cosas...
Pero aquí me tenéis, más feliz que una perdiz porque por una puñetera vez, todo lo que no podía haber pasado PASÓ, y si no me equivoco, hoy ha sido uno de los mejores días de mi vida.