miércoles, 5 de enero de 2011
Como sé que no te vas a dar cuenta...
Hoy voy a volver a dedicarte una entrada. Sí, hoy me has pillado de buenas, porque para que me acuerde de tí, tela. Todo este tiempo te he mantenido en el cajón de las cosas olvidadas (sí, se me da genial eso de huir de la realidad, como buena cobarde), pero hoy la música me ha ganado la batalla (es inevitable recordarte cuando suena pieces). Has elevado el significado de decepción al máximo exponente. Lo tuyo, por tener, no tiene ni nombre. ¿Sabes? Hubo un tiempo en el que pensaba que eras distinto, especial, diferente. Y llevaba razón. Eres totalmente distinto, especial y diferente a como pensaba que eras, exactamente igual que todos los demás. Sé que desde fuera puede parecer que soy una celosa/amargada/como quieras llamarlo. Pero nada más lejos de la realidad. De vez en cuando me permito recordarte, y pensar en lo que pudo haber sido, aunque debo confesarte que en el fondo me alegro de haberlo descubierto a tiempo. La magia de tus ojos era un truco, pura fantasía barata. Como todo lo que tiene que ver contigo.
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Sin sonrisas
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