martes, 27 de julio de 2010


He tenido días mejores, he de reconocerlo.
Levantarme, ayudar en casa, tocar un poco, tener que dejarlo por el maldito brazo... Por la tarde barbacoa, reencuentro anual de antiguos bander@s. Siempre acaba alguien liándose con alguien, alguien llorando, alguien que arma el espectáculo, alguien muuuuuuuuy ciego, y normalmente solemos ser los mismos todos los años U.U

Pero es que eso de estar en plena euforia y que de repente suene una melodía al piano: do# mi la mi do# mi la mi... seguido de una voz dulce, genial, como sólo puede ser la de ella, y entrar en trance, empezar a cantar con los ojos cerrados, importándote una mierda... y que llegue esa parte que dice que estas heridas no parecen sanar, que este dolor es demasiado real, que hay demasiado que el tiempo no puede borrar y un amigo comience a cantar contigo, sabiendo lo que significa para tí esa canción, que la vives como nadie... y encima logrando una armonía perfecta... pero que va corriendo a quitarla, porque sabe que como llegue la parte fuerte no hay quien te salve... pero no, bea, para algunas cosas sigues siendo una maldita cabezona, y esa canción no la puede pasar nadie en tu presencia... pues nada, vuelves al reproductor y la buscas (será maldito! ha pasado un montón para que no la encuentre!) y vuelve a sonar el piano: do# mi la mi do# mi la mi... y vuelves a entrar en trance... y esta vez no va a haber quien lo evite, los que están en la piscina no pueden parar la música, y quien canta contigo sabe que lo necesitas... y llega el momento, ese en el que dice que he intentado con todas mis fuerzas decirme que te has ido, y aunque aún estás conmigo he estado sola todo este tiempo... y llegan las guitarras, y la batería, desgarrando, sintiendo cada golpe, cada nota, cada acorde. y en esos momentos Beatrice vuelve a ser ella.
porque de vez en cuando necesita recordarse que está en el suelo. Porque normalmente intenta tragárselo todo, pero también necesita explotar.


Lo que sucedió entre las 1.40 y las 3.59 aprox. de la madrugada me lo guardo para mí, no por nada, sino porque me cuesta hasta creerlo. Gracias :)










en mitad de la madrugada apareciste tú con tus ojos de otro mundo y tus ganas de vivir...




Sin sonrisas

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