sábado, 11 de diciembre de 2010

Como sé que no te vas a dar cuenta...

puedo escribir todo lo que me dé la gana sin que, por una milésima de segundo, se te pase por la cabeza que es para tí. En verdad, es poco lo que te puedo decir. Sí que tengo claro algo. Odio que me mires a los ojos. ¿Sabes lo que es sentirse vulnerable? es la palabra que más se acerca a expresar cómo me siento (cómo me haces sentir), y aún así, me quedo corta. Es horrible. Es como si no pudiera ocultarte nada, como si hubiera una conexión que hace que me vuelva tonta, que se vaya a la mierda el muro que tanto tiempo he tardado en construir. No necesitas más, basta que se crucen las miradas para que tengas toda la verdad delante de tus puñeteras narices (sí, esa verdad que tanto he ocultado). Sin embargo, ni aún así, eres capaz de entenderme. Es un desgaste de energía inútil. Yo permanezco ahí, haciendo mil esfuerzos intentando resistir, mientras tú haces que salga de mí información que ni siquiera yo conocía. Pero no sirve de nada. No hablamos el mismo idioma. Después (a veces tú, y la mayoría de las veces yo) dejo de mirarte. Ese instante casi mágico llega a su fin. Ahí quedo yo, agotada, sin fuerzas, y con la sensación de a quien le roban sus más preciados secretos.. y tú... tú... ojalá supiera qué pasa por tu mente, si es que pasa algo.

¿Sabes qué es lo peor de todo? He intentado contar cuántas veces me cruzaría en tu camino. No puedo. Moriría en el intento (:

Sin sonrisas

Publicar un comentario